No existe un momento perfecto para arrancar una práctica que nos invite a explorar la insondable vida emocional dentro de cada uno. Levante la mano quién empezó terapias en el medio del pozo? ¿O luego de una separación? ¿O en un momento crítico de la vida? ¿O quién empieza a tener consciencia de su alimentación, del nivel de estrés, de lo finito de la vida, una vez que la hayamos perdido? 

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Nadie nos enseña a cuidar del cuerpo y del alma como un templo. Simplemente, crecimos en una sociedad donde el cuerpo se consideraba una máquina que funciona mientras que nosotros (tomáramos las decisiones que tomáramos), seguíamos adelante como si nada.

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Si prestamos atención, el cuerpo vive la vida con nosotros, deja cicatrices, historias grabadas en músculos y células, que al moverlas un poquito se activan y por eso, al bailar a veces experimentamos asociaciones o flashbacks.

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Sabemos que así como contamos las historias de la mente en nuestras terapias, es necesario contar las historias del cuerpo para sanarnos y aprender a cuidar del alma.

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Te espero en este encuentro de INTENCIÓN EN MOVIMIENTO para bailar con todas las emociones que son parte del arcoíris humano e investigar el puente entre nuestro universo emocional y corporal.